miércoles, 2 de octubre de 2013

El peso de la cultura




Como bien sabréis el término cultura ha sido definido en infinidad de ocasiones y tiene multitud de connotaciones distintas. Yo, que nunca me he caracterizado por este tipo de reflexiones filosóficas, me paro estos días a pensar en la cultura, en la filosofía y en otro tipo de cuestiones elevadas y de corte clásico (:p), lo que me hace caer en la cuenta de que se hace realidad el refrán popular que dice que “el diablo cuando no tiene que hacer mata moscas con el rabo”... De todas formas no es que me haya puesto yo a pensar en todo eso así, en frío, sin más, dándomelas ahora de un interés filosófico y existencial que casi nunca tuve, no, no es eso. Pienso en el peso de la cultura porque como expatriada recién llegada a un país que no es el mío me siento rara y un poco perdida. Llevo a cuestas la mochila cultural española, llena de modos de vida y costumbres arraigadas. Tengo que confesar que el otro día paseando sola por la ciudad, rodeada de gente con la que casi no me puedo comunicar, me dio por pensar en todos esos inmigrantes que hay en España y en lo dura que debe de ser su situación. Mi historia, evidentemente, es otra, mucho más fácil y mejor que la de ellos, pero por un instante, solo por un instante, sentí algo parecido a lo que seguramente sentirán todas esas personas que circulan (o circulaban antes de la crisis) por las ciudades españolas sin entender ni una palabra,  sin trabajo y sin amigos. Dejaré de lado estas reflexiones, grises como el día, y me pondré con el anecdotario.
El otro día salí sola, cogí el autobús y me di una vuelta por el centro, por la zona del Palacio presidencial (donde vive la presidenta de la República ) y de las facultades de Filología y Filosofía. De momento no tengo mucho que hacer de modo que me dedico a observar a la gente y a conocer cosas. La primera barrera cultural tiene que ver precisamente con eso. Aquí no está bien visto mirar (no digo cotillear, solo observar detenidamente...). Los lituanos son bastante más discretos con todos esos temas. Para muestra un botón. Ahora mismo estoy en casa escribiendo al lado de un ventanal enorme y con la cortina descorrida. Pasa gente por delante pero absolutamente nadie se para a mirar. Ni siquiera giran la cabeza con disimulo, como supongo haría yo.  Imagino esta misma situación en Mieres o en Oviedo o en cualquier otro sitio de los que conozco y seguro que la reacción de la gente no sería la misma.
Como iba contando antes de irme por las ramas, el otro día bajé a la  zona de las facultades a dar una vuelta y  a buscar a J. A. Justo al salir de una de sus clases J.A. me presentó a una compañera, una española con la que mantuve una conversación de lo más cordial. Luego, un poco más tarde, nos encontramos con otra compañera, esta vez lituana. Cuando me la presentó yo, ni corta ni perezosa, tirando de latinidad y de poco mundo, le planté a la moza dos sonoros besos en las mejillas. No os podéis ni imaginar el estupor de la chica y de la gente que tenía alrededor. Yo tardé un par de segundos en darme cuenta de que el tema de los besos no está igual de bien visto en todas partes. El peso cultural, sin duda, la mochila de costumbres que me traje de casa, junto al ordenador, los forros polares y el abrigo. La situación no llegó más allá. Ella rojísima por los dos besos, yo roja también al darme cuenta de que la chica se había sentido incomoda y J. A. aguantándose la risa y mirándonos a ambas con cara de sorna.
Esta es solamente una de las muchas anécdotas y de las situaciones que me caen encima estos días y es que lituanos y españoles tenemos cosas en común, pero también otras muchas que nos diferencian. En definitiva, la cultura y las costumbres pesan, echan raíces en nosotros y pasan desde que somos niños a formar parte de nuestro caracter. Luego decimos que los nórdicos o los bálticos son "fríos". ¿Serían así de "fríos" si hubiesen nacido en otra parte? Creo que no hace falta contestar la pregunta.
Aquí os dejo por hoy. Otro día hablaré sobre los tópicos que hay aquí sobre nosotros y os adelanto que realmente algunos se cumplen.  También, después de recibir algún correo preguntándome sobre determinados temas, os contaré cosas sobre la lengua, las comidas, los mercados, etc.
Feliz día o laba diena ;)

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