Como bien sabréis el término
cultura ha sido definido en infinidad de ocasiones y tiene multitud de
connotaciones distintas. Yo, que nunca me he caracterizado por este tipo de
reflexiones filosóficas, me paro estos días a pensar en la cultura, en la filosofía
y en otro tipo de cuestiones elevadas y de corte clásico (:p), lo que me hace
caer en la cuenta de que se hace realidad el refrán popular que dice que “el
diablo cuando no tiene que hacer mata moscas con el rabo”... De todas formas no
es que me haya puesto yo a pensar en todo eso así, en frío, sin más, dándomelas
ahora de un interés filosófico y existencial que casi nunca tuve, no, no es
eso. Pienso en el peso de la cultura porque como expatriada recién llegada a un
país que no es el mío me siento rara y un poco perdida. Llevo a cuestas la
mochila cultural española, llena de modos de vida y costumbres arraigadas.
Tengo que confesar que el otro día paseando sola por la ciudad, rodeada de
gente con la que casi no me puedo comunicar, me dio por pensar en todos esos
inmigrantes que hay en España y en lo dura que debe de ser su situación. Mi
historia, evidentemente, es otra, mucho más fácil y mejor que la de ellos, pero
por un instante, solo por un instante, sentí algo parecido a lo que seguramente
sentirán todas esas personas que circulan (o circulaban antes de la crisis) por
las ciudades españolas sin entender ni una palabra, sin trabajo y sin
amigos. Dejaré de lado estas reflexiones, grises como el día, y me pondré con
el anecdotario.
El otro día salí sola, cogí
el autobús y me di una vuelta por el centro, por la zona del Palacio
presidencial (donde vive la presidenta de la República ) y de las facultades de
Filología y Filosofía. De momento no tengo mucho que hacer de modo que me dedico
a observar a la gente y a conocer cosas. La primera barrera cultural tiene que
ver precisamente con eso. Aquí no está bien visto mirar (no digo cotillear,
solo observar detenidamente...). Los lituanos son bastante más discretos con
todos esos temas. Para muestra un botón. Ahora mismo estoy en casa escribiendo
al lado de un ventanal enorme y con la cortina descorrida. Pasa gente por
delante pero absolutamente nadie se para a mirar. Ni siquiera giran la cabeza
con disimulo, como supongo haría yo. Imagino esta misma situación en
Mieres o en Oviedo o en cualquier otro sitio de los que conozco y seguro que la
reacción de la gente no sería la misma.
Como iba contando antes de
irme por las ramas, el otro día bajé a la zona de las facultades a dar
una vuelta y a buscar a J. A. Justo al salir de una de sus clases J.A. me
presentó a una compañera, una española con la que mantuve una conversación de
lo más cordial. Luego, un poco más tarde, nos encontramos con otra compañera,
esta vez lituana. Cuando me la presentó yo, ni corta ni perezosa, tirando de
latinidad y de poco mundo, le planté a la moza dos sonoros besos en las
mejillas. No os podéis ni imaginar el estupor de la chica y de la gente que
tenía alrededor. Yo tardé un par de segundos en darme cuenta de que el tema de
los besos no está igual de bien visto en todas partes. El peso cultural, sin
duda, la mochila de costumbres que me traje de casa, junto al ordenador, los
forros polares y el abrigo. La situación no llegó más allá. Ella rojísima por
los dos besos, yo roja también al darme cuenta de que la chica se había sentido
incomoda y J. A. aguantándose la risa y mirándonos a ambas con cara de sorna.
Esta es solamente una de las muchas anécdotas y de las
situaciones que me caen encima estos días y es que lituanos y españoles tenemos
cosas en común, pero también otras muchas que nos diferencian. En definitiva,
la cultura y las costumbres pesan, echan raíces en nosotros y pasan desde que
somos niños a formar parte de nuestro caracter. Luego decimos que los nórdicos
o los bálticos son "fríos". ¿Serían así de "fríos" si
hubiesen nacido en otra parte? Creo que no hace falta contestar la pregunta.
Aquí os dejo por hoy. Otro
día hablaré sobre los tópicos que hay aquí sobre nosotros y os adelanto que
realmente algunos se cumplen. También, después de recibir algún correo
preguntándome sobre determinados temas, os contaré cosas sobre la lengua, las
comidas, los mercados, etc.
Feliz día o laba diena
;)
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