De una de las
paredes de la habitación cuelga una imagen en sepia de cinco hombres situados
tras unos barrotes. El que está más abajo a la izquierda es apenas un muchacho,
no tendrá más de veinte años. Pienso que se parece a Paul Newman y tengo la
sensación de que esa fotografía bien podría pertenecer a cualquier película
bélica o carcelaria. Nada más lejos de la realidad. Me paro a reflexionar en
ese preciso momento sobre la sociedad actual en la que muchas veces vemos la
violencia como si fuese ficción, como una película, como algo ajeno y lejano.
Me vienen a la cabeza algunas de las últimas imágenes de Siria. Estamos tan
acostumbrados a la violencia que no nos damos cuenta de que es real, de que
mueren personas. Como mucho sentimos pena, como me pasa a mí. Luego tenemos una
especie de catarsis y durante unos momentos vemos nuestros problemas más vanos,
nos alegramos de nuestra situación, sin duda mucho mejor que la de tantas
personas que ahora mismo están viviendo guerras o miserias varias.
El Museo de
las víctimas del genocidio, antiguo edificio de la KGB de la ciudad de Vilnius,
me hace pensar en todas esas cosas. No es fácil recorrer sus pasillos si tienes
un ápice de sensibilidad y puedo decir que nunca en la vida he tenido sensaciones parecidas en ningún otro lugar.
Aseguro que en algún momento, a pesar de la calefacción y de llevar puesto el
abrigo, podía sentir un frío que me
calaba hasta los mismos huesos. ¿Qué hay en ese edificio que me produjo tanto
desasosiego? En realidad no es solo lo que ha quedado dentro, los recuerdos,
las fotografías, las historias, los restos de las celdas, la sala de tortura,
lo más inquietante es darse cuenta de lo que fue, de lo que supuso para miles
de lituanos que fueron encarcelados, torturados y ejecutados dentro de esas
paredes que albergaron a la Gestapo entre 1941 y 1944 y que se convirtieron
luego, hasta los años 90 (¡hasta los años 90!) en edificio de la KGB en
Vilnius. A lo largo de los distintos paneles explicativos el visitante va
abriéndose paso entre la convulsa historia del siglo XX. El museo se centra en
explicar la difícil lucha de la guerrilla partisana contra la ocupación
soviética. David contra Goliat. Fotografías, imágenes, historias de familias
lituanas enteras enviadas a Siberia, a lugares inhóspitos y lejanos, imágenes
de partisanas y partisanos asesinados y la fotografía que más me impactó, la
que sé que nunca más se me va a ir de la cabeza, la de la chica partisana a la
que le destrozaron los ojos. Violencia en estado puro, represión y dolor. El museo
se convierte de esta forma en un panteón que no permite olvidar, quizás porque
lo que aquí sucedió aún está demasiado cerca en el tiempo.
Para entender
bien lo que pasó hace falta un poco de historia. Cuento aquí, muy resumido y
con muchas lagunas, un retazo de la historia de Lituania, precisamente esa
parte que refleja el Museo de las víctimas del genocidio:
En junio de
1940 las tropas de la URSS ocupan Lituania, que es anexionada en agosto de ese
mismo año. Justifican la ocupación en el pacto Ribbentrop-Molotov, tratado de
no agresión firmado entre la Alemania nazi y la Unión Soviética (curioso
tratando si tenemos en cuenta la falta de afinidad política...). A pesar de
dicho pacto, Hitler, en 1941, en su afán expansionista, expulsa al Ejército Rojo de Lituania. Los soviéticos volverían
a ocupar el país desde el 44 hasta los
años 90. ¡Hasta los mismísimos años 90! Repito otra vez, ¡hasta hace cuatro
días!
Sigamos con
mi breve resumen histórico (de momento no puedo ofrecer nada más metódico).
Pues bien, la URSS ocupa Lituania en contra de la voluntad de la mayoría de los
lituanos, que ven como única forma de presión la guerra de guerrillas. Los
soviéticos suprimen de forma brutal los intentos de resistencia lituanos (los
encarcelan, los extraditan, los torturan) a la vez que reprimen la cultura y la
lengua de Lituania, que se convierten de este modo en un símbolo frente a la
ocupación. La situación se alarga durante años viviéndose los momentos más
duros durante la época de Stalin. Más tarde se suaviza y las protestas dentro
de Lituania —también en Estonia y Letonia— aumentan.
Finalmente, tras años de lucha y de represión, el
polvorín explota en las tres repúblicas
bálticas a finales de los 80. El 23 de agosto de 1989 casi dos millones de
personas salen a las calles pidiendo la retirada de las fuerzas de ocupación
soviéticas. Estones, letones y lituanos se cogieron de las manos formando una
cadena humana de más de 600 kilómetros que cruzó de lado a lado las tres
repúblicas. En Lituania, a esta cadena humana se la conoce como la Baltijos
kelias y fue un símbolo contra la opresión de la URSS. El 9 de noviembre
del mismo año cae el Muro (curiosamente yo tengo en mi cabeza imágenes de la
caída del muro de Berlín, pero hasta ahora no sabía nada de la Baltijos kelias,
acontecimiento anterior en el tiempo). Tras la caída del Muro todo va en cadena.
El 11 de marzo de 1990 Lituania es el primer Estado en declarar su
independencia de la URSS. Moscú realiza un bloqueo económico e intenta
recuperar Lituania a la fuerza. El 13 de enero del 91 fuerzas rusas asesinan a
varios manifestantes no violentos y hieren a otros cientos que defendían de
forma pacífica la torre de la televisión de la ciudad de Vilnius y el
Parlamente lituano de los tanques soviéticos. Los hechos acaecidos en Vilnius
recorren el mundo en forma de imágenes haciendo que crezcan las simpatías a
favor de Lituania, Estonia y Letonia. Poco a poco los distintos países del mundo van
aceptando la independencia de las tres repúblicas bálticas.
En el 2004,
catorce años después de declarar su independencia, la Lietuvos Repúblika
entra a formar parte de la Unión Europea.
Dejando atrás este retazo de historia, contaré que salí del Museo de las víctimas del genocidio sabiendo un poco más de Lituania y llevándome una sensación agria en la garganta. ¿Conoceremos dentro
de veinte años algunos de los hechos atroces que están sucediendo ahora mismo
en el mundo? Me doy cuenta, como otras tantas veces, de que los seres humanos
somos capaces de lo peor, pero quizás, solo quizás, también de lo mejor.
Incluyo aquí
algunos enlaces interesantes relacionados con el tema:
http://www.muziejai.lt/vilnius/genocido_auku_muziejus.en.htm
(Página del museo).
http://es.wikipedia.org/wiki/Lituania (La siempre útil Wikipedia, como bien me
demostraron mis alumnos a lo largo de los años).
http://www.youtube.com/watch?v=MLGhvQ-iBUM
(Imágenes de la Báltijos Kelias).
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